Un nuevo paradigma ha de implantarse en el sistema sanitario que nos permita abordar de manera integral la salud de las mujeres y los hombres desde su diferencia biológica y también psicosocial y en armonía con el medioambiente.
Esta necesidad de contemplar la salud desde la perspectiva del género como una variable más, contribuye a determinar cómo el género condiciona la igualdad y la equidad en la salud. Evitar los sesgos de género en la clínica motivados por estereotipos sociales puede evitar mucha inequidad en el trato sanitario a las mujeres.
Las mujeres tienen una vivencia de su salud y unas formas de enfermar diferentes, no solo por su biología sino por los roles sociales que ejercen y que les proporcionan diferentes condiciones sociales, económicas, culturales o de valores, a saber, los denominados determinantes sociales de género. Recordemos que más del 40% de los riesgos para la salud son ajenos a nuestro cuerpo son socio-medioambientales.
Por ello, la investigación sanitaria tiene una asignatura pendiente con las mujeres. Hemos de fomentar las investigaciones sobre las enfermedades que más les afectan. Y también estudiar todas las enfermedades teniendo en cuenta la diversidad de mujeres y hombres que las padecen y evitar el androcentrismo que hace que el hombre sea la medida de todas las cosas.
Estos son algunos de los retos a impulsar desde la Unidad de Igualdad, trasladar este enfoque de género a los Planes, Estrategias, Guías, Protocolos, etc. que elabore la Conselleria contribuyendo así a una sanidad más justa, eficiente y equitativa.